En opinión de algunos historiadores, esta localidad era conocida en la antigüedad con diversos nombres: Lauricius, Lauricena, Labrucena. En el cerro del Castillejo hallamos restos de distintas civilizaciones y allí se levantaría una fortaleza defensiva por los musulmanes, hasta su conquista en 1489. También aquí hemos de destacar la importancia de los regadíos en época musulmana que tuvieron su continuidad en la sociedad cristiano-castellana. Fue durante mucho tiempo tierra de frontera, primero entre las coras de Pechina y Elvira, luego vía de paso a las hoyas altas de Guadix y Baza y camino de Granada.
Conozca Abrucena
Tras la Conquista (1489) siguió un camino similar a las poblaciones vecinas y se mantuvo como territorio de realengo. La sublevación morisca de 1568-70, sofocada en la zona por las tropas del Marqués de los Vélez, tuvo consecuencias negativas para la zona. Tras la expulsión forzada de la población autóctona, se tomó posesión de las casas y fincas rústicas (lo que se denomina Apeo) y se procedió al reparto entre 67 familias de allende el Reino de Granada: el 70% vinieron de Andalucía, el 23% de la Mancha y el resto de Extremadura, Castilla y León. Sabemos que en 1585-86 disponía de 60 vecinos (unos 240-60 hbs.); sin embargo, en 1594, se habla de 138 vecinos. Del siglo XVIII destacamos la relativa consideración de los morales(3.000) y los frutales (más de 3.000) de su fértil, húmeda y alegre vega; así como la fuerte explotación forestal de sus montes con destino a las atarazanas de Sevilla y Almería. En 1717 se llevó a cabo el deslinde de los términos de Abla, Abrucena y Fíñana. Se produjeron enfrentamientos seculares (desde el s. XVI) y prolongados con la vecina Abla por el reparto y aprovechamiento de las aguas que proceden de la sierra.
Villa de realengo, perteneció durante todo el Antiguo Régimen al Partido de Guadix; con la instauración del régimen liberal y la nueva división administrativa del país, obtiene su independencia y se integra en la provincia de Almería (1833-34). Actualmente, tras la enorme sangría demográfica de mediados del s. XX, es una población agrícola (almendros, olivares, frutales) que cuenta con importantes recursos naturales y forestales aprovechables de cara a un posible turismo de ínterior.
El pueblo de Abrucena nos remite a otros tiempos, su enclave en una ladera le ha dado un aspecto peculiar a sus calles moriscas estrechas y empinadas. Uno de los pueblos blancos de la cara norte de Sierra Nevada almeriense, esconde paisajes nevados y profundos bosques que agradan la vista a sus visistantes.
El pueblo de Abrucena propiamente dicho es tan bello como los vestigios de El Castillejo (restos de un castillo árabe) o como el paisaje de su término municipal, y muy en especial por la curiosa y elegante iglesia (1558) que lo domina. La ermita de San José, donde descansa el patrón de Abrucena gran parte del año. Sus calles, que dan por su blancura la sensación al viajero de exageradamente soleadas al mediodía y de exageramente sombrías al atradecer, cuando la gran pared de Sierra Nevada le quita de pronto la luz para que caiga a pico la noche.
El segundo sábado de Mayo comienzan las fiestas en honor a su patrón San José, prolongándose hasta el siguiente domingo. Se organizan tres novilladas y una procesión que recorre las calles del pueblo entre otros eventos festivos y culturales.
El día de San José, el patrón de Abrucena, se celebra el 19 de Marzo. Ese día los Josés, Pepes, Pepas y Josefas están por todo lo alto.
Las fiestas de verano se celebran el segundo fin de semana de Agosto. La duración de éstas son de tres días comenzando el viernes por la noche hasta el domingo.
Las lumbres de San Antón es un festejo que consiste en prender varias hogueras por las calles del pueblo para purificar lo viejo, manteniéndose con esta fiesta una gran tradición.
En la víspera del dia de San Juan (24 Junio) por la noche, en un festejo curioso se lanzan calderos de agua a los transeuntes, segun los viejos, para quemar los demonios.
El jueveslardero es un día de ocio que se celebra en Abrucena y en los pueblos de alrededor el jueves siguiente al miércoles de ceniza. En éste día las gentes del lugar suben a la sierra a pasar el día, comiendo, bebiendo….
La gastronomía de Abrucena se basa fundamentalmente en la dieta mediterránea.
La base de sus comidas son el aceite de oliva, almendra (utilizada a veces como especie), hinojos, pimiento, tomate, calabacín, habichuelas… que generalmente se cultivan en los huertos del propio pueblo.
Dentro de las tradiciones gastronómicas, se degustan comidas típicas como las migas con gazpacho de pepino, la «fritá» de conejo, gachas de pimentón, gurullos, pipirrana (aceitunas aliñadas), roscos fritos, roscos de vino y aguardiente; y otros más típicos de la zona, como los hornazos (bollos coronados con un huevo). La carne de membrillo, la mistela, tortillas de habas, embutidos como el chorizo, morcilla de sangre o el salchichón y las conservas, realizadas con los productos de su propia huerta, como la de pimiento y tomate.
La gastronomía de Abrucena se basa fundamentalmente en la dieta mediterránea.
La base de sus comidas son el aceite de oliva, almendra (utilizada a veces como especie), hinojos, pimiento, tomate, calabacín, habichuelas… que generalmente se cultivan en los huertos del propio pueblo.
Dentro de las tradiciones gastronómicas, se degustan comidas típicas como las migas con gazpacho de pepino, la «fritá» de conejo, gachas de pimentón, gurullos, pipirrana (aceitunas aliñadas), roscos fritos, roscos de vino y aguardiente; y otros más típicos de la zona, como los hornazos (bollos coronados con un huevo). La carne de membrillo, la mistela, tortillas de habas, embutidos como el chorizo, morcilla de sangre o el salchichón y las conservas, realizadas con los productos de su propia huerta, como la de pimiento y tomate.